Cardi B, Boosie y Jean Grae & Quelle Chris: El mejor rap de abril

Henry Canyons: Cool Side of the Pillow

Henry Canyons tiene un gran autocontrol. El rapero, criado en Nueva York y establecido en Los Ángeles, tiende hacia modos más funk y cinéticos de boom-bap y sus derivados milenarios, pero no se adhiere a ninguna tradición vocal en particular. Es alguien con destreza pero sin el impulso de presumir por el mero hecho de hacerlo, un técnico con la vista puesta en el panorama general. Cool Side of the Pillow es brillante, cálido y lleno de energía; llega después de La Cote West, un EP que Canyons hizo mientras estaba en un retiro de artistas en el País Vasco francés. La reinmersión psicológica en una América fracturada se asoma en la canción de cierre “To the Dreamers”, que es sintácticamente resbaladiza pero, en el fondo, dolorosamente clara.

Jean Grae & Quelle Chris: Everything’s Fine

Desde que logró cierto renombre nacional con Ghost at the Finish Line en 2013, Quelle Chris, de Detroit, se ha distinguido como uno de los autores más brillantes del rap indie. Imagina lanzar una serie de discos solistas e instrumentales, cada vez más ambiciosos (y cada vez más extraños), y construir una carrera en medio de cambios estéticos y económicos que engullen incluso a tus compañeros más talentosos. Ahora imagina hacer todo eso y tal vez no ser el mejor rapero en tu matrimonio. Lo que hace que la pareja—musicalmente hablando—de Quelle y Jean Grae sea tan fascinante es que están en cursos paralelos, igualmente subversivos, en caminos decididamente diferentes. Jean es una neoyorquina que estuvo en Unsigned Hype y que puede deslizarse en lenguas fluida y clásicamente, pero que las inyecta con color, personalidad y humor. Everything’s Fine es en última instancia un álbum sobre la salud mental, y no solo en la forma en que todos los álbumes de rap son sobre la salud mental. Es mordaz pero sincero, aspiracional pero cansado del mundo.

Boosie Badazz: Boonk Gang

Es tentador, aunque probablemente no productivo, comparar las carreras post-prisión de Boosie y Gucci Mane. Mientras que Gucci dijo sí a todo y irradiaba alegría en camino al periodo más rentable de su carrera, Boosie pasó mes tras mes rapeando de forma aguda, directa y, a veces, aguda sobre sus demonios a una audiencia menguante. (Debería ser obvio que ambos cursos son completamente comprensibles para hombres en las situaciones de Gucci y Boosie; si uno o ambos de ellos quisieran retirarse durante los próximos 40 años y no lanzar nunca más otra canción, eso también estaría bien). Boosie siguió una mixtape de regreso sorprendentemente buena, Life After Deathrow, con una serie de discos completos desiguales, pero en Boonk Gang finalmente ha dejado de agarrar el bate con tanta fuerza: va de los ritmos de Aaliyah a los de Kendrick Lamar, a los de B-Legit y de nuevo. También ha dejado de apretar el bate con tanta fuerza, y en lugar de eso está rapeando felizmente sobre ser el un segundo plano y deslizarse en los bolsillos de Rihanna y, en la portada, arrebatando las placas de sus compañeros más famosos.

Cardi B: Invasion of Privacy

Invasion of Privacy es el tipo de álbum que solo podría existir en un gran sello. Eso aplica para el elenco de estrellas, claro––SZA, 21 Savage, DJ Mustard, YG, Chance the Rapper, y así sucesivamente––pero también es cierto en la forma en que Atlantic ha tomado una personalidad inmensa y desbordante como la de Cardi B y ha intentado, casi de manera maníaca, filtrarla a través de todas las lentes probadas y evaluadas por el mercado que tienen a su disposición. “Bodak Yellow”, por supuesto, es el estudio de caso, una canción que––si se redujera a partituras––sería una copia directa del trabajo de otro artista, pero se convierte en algo distintamente Cardi a través de su voz, burla, sintaxis, zapatos. Esa misma estrategia se emplea frecuentemente en su álbum debut, a menudo con resultados satisfactorios: la canción de apertura “Get Up 10” está trazada del legendario intro de Dreams & Nightmares de Meek Mill, pero ¿pudo la introducción a Cardi ser algo más Cardi?

YoungBoy Never Broke Again: Until Death Call My Name

Aunque no ha producido una estrella genuina en más de una década, Nueva Orleans todavía disfruta de una influencia desproporcionada sobre el rap moderno, desde el mainstream hasta los bordes experimentales, sus sonidos y sensibilidades se osmotizan a través de las fronteras estatales y a través de las ondas de Wifi. Lo mismo no puede decirse de la capital de Louisiana. Durante la mayor parte de su historia, la escena del rap de Baton Rouge ha estado sellada herméticamente, con fragmentos al azar de los catálogos de Boosie o Webbie atravesando el ruido. YoungBoy Never Broke Again sigue a Kevin Gates como la gran esperanza nacional de esa ciudad (un estatus que Gates mantuvo hasta que su encarcelamiento lo ralentizó). YoungBoy, ralentizado por sus propios problemas legales, es quizás demasiado fiel a Gates y a Young Thug, pero a veces ha dado en el clavo––vea “No Smoke” del año pasado. Until Death Call My Name es un paso adelante en todos los sentidos, escrito personalmente y entregado con ferocidad. Los puntos destacados incluyen “Diamond Teeth Samurai”, que reinventa Tha Block Is Hot como un beef rastreado a través de stories de Instagram.

Cavalier: Private Stock

Hablando de Nueva Orleans, es allí donde Cavalier, oriundo de Brooklyn, se ha instalado para escribir y grabar sus últimos lanzamientos poco escuchados (y, en ocasiones, abrumadores). Private Stock, un álbum completo producido en su totalidad por la cantante Iman Omari, es una escucha fresca y cerebral que recompensa la atención cercana pero tiene suficiente profundidad musical para instalarse en los huesos en la mayoría de los entornos. Cav es, en muchos sentidos, un rapero extraordinario, atlético y ágil pero nunca de una manera que agote su escritura fuera de la imagen. Las pistas más esenciales son el par con Quelle Chris, con quien Cav se había asociado previamente en Niggas Is Men, uno de los mejores discos de rap underground de la década.