El desordenado y masivo avance de Zach Bryan

Las mejores canciones de Zach Bryan son desordenadas. No solo en su sonido — que a menudo se reduce a una guitarra acústica que suena desgastada, quizás algo de violín y coros de fondo — sino en los márgenes de sus personajes. Las personas de las que Bryan canta en su debut con una major American Heartbreak están lidiando con el pago de las facturas, bebiendo para olvidar a un ex, persiguiendo subidones hasta los extremos y, sobre todo, tratando de llegar de un día al siguiente. En cada canción, siempre parece haber una felicidad o desastre inminente. Esto no es la música country comercial sobre noches en partidos de fútbol, en el río o bajo el sol; esta es la música country sobre la lucha diaria de simplemente ponerse los zapatos y ver qué sucede después. 

Lo que probablemente suceda a continuación para Bryan es que está a punto de convertirse en una de las mayores estrellas del country en el mundo. Ex miembro de la Marina de los EE. UU., criado por veteranos de la Marina, Bryan desarrolló una base de fans de culto gracias a los álbumes y canciones que grabó en Airbnbs, auto-publicados y promocionados a través de las redes sociales. Cuando comenzó a hacerse viral, firmó con Warner y preparó su LP debut, American Heartbreak. Pero como Bryan nunca ha sido de hacer las cosas a medias, American Heartbreak es un triple álbum, 34 canciones que no redujo en lo más mínimo. Es el álbum de country número 1 en Estados Unidos por un amplio margen, y con razón: Bryan es el puente entre los iconoclastas externos como Sturgill Simpson, Tyler Childers y Jason Isbell y los grandes del mainstream como Luke Bryan y Florida Georgia Line. Es el artista crossover prometido, y American Heartbreak supera con creces las expectativas. 

Elegir solo unas pocas canciones para recomendar entre 34 se siente como decidir que una sola patata frita en una bolsa es tu favorita; es la experiencia de las 34, a lo largo de las dos enormes horas de duración del álbum, la que las hace mantenerse unidas. Pero “Heavy Eyes” y “Something in the Orange” son éxitos tempranos, y están hechos a medida para cantar en festivales, mientras Bryan canta tercamente sus coros detallados e impactantes. “’68 Fastback” es otro destacado; Bryan se compara con un coche estropeado que fue llevado hasta el límite por un ex, desguazado para piezas. “Tishomingo” es una canción con pasajes extendidos sobre viajes en tren que construye y crece como un tren antiguo, mientras que “Highway Boys” es un comentario meta sobre tratar de ser sincero consigo mismo y con sus sujetos en sus canciones. 

En conjunto, American Heartbreak es un triunfo, no solo por su sorprendente amplitud, sino por cómo tiene repetidamente la capacidad de dejarte sin aliento, hacerte recordar y abrumarte. No es frecuente en el country ver la llegada de una nueva estrella en tiempo real, pero hay pocos artistas del country tan audaces, atrevidos y emocionantes como Zach Bryan.