El conmovedor y hermoso tributo de Steve Earle a su hijo

Es difícil de imaginar, para aquellos de nosotros que no lo hemos experimentado, el dolor inagotable que debes tener, como padre, al enterrar a un hijo. Y ese dolor debe haber sido increíblemente más vasto para Steve Earle, quien tuvo que dar sepultura a su hijo Justin Townes Earle el año pasado tras una muerte por sobredosis accidental después de una larga y pública lucha contra el abuso de sustancias. Esa muerte fue pública y el dolor parte del año infernal de 2020, la muerte de Justin llegando en un año de muerte y tristeza para todos los que conoces, lo que no pudo haberlo hecho más fácil. Pero Steve y su banda, los Dukes, canalizaron ese dolor en algo inmediatamente productivo: J.T., que se lanza hoy, un álbum de 10 versiones de Justin Townes Earle y una original, con los ingresos destinados a un fondo para la hija de Justin. J.T. es un álbum desgarrador, conmovedor, hermoso y desgarrador; una colección de 11 canciones sobre las etapas del duelo filtradas a través de un padre que, con amor, versiona lo mejor de las canciones de su hijo.

Antes de llegar a las versiones de Justin Townes, primero necesitamos hablar de “Last Words”, la canción final de este álbum, y una triste y cautivadora canción que Steve escribió como un homenaje final a Justin. No omite las disputas a veces públicas que él y Justin tuvieron a lo largo de los años —Steve tuvo que expulsarlo de los Dukes por consumo de drogas en un momento—, y recuerda a su hijo en toda su complejidad. “Me hiciste reír, me hiciste llorar / me mostrastes la verdad y me contaste mentiras / desgarraste mi corazón, amigo / me trajiste de vuelta un pedazo más / ahora no sé qué haré, hasta el día en que te siga / a través de la oscuridad, hacia la luz / porque te amé toda tu vida,” canta Steve sobre cuerdas inquietantes y una guitarra acústica, antes de recordar que lo último que le dijo a su hijo fue que lo amaba, y Justin lo repitió. Es una canción que expone el dolor de la muerte, ya que nunca puedes resolver todas las cosas que sucedieron entre tú y todo lo que te queda son reflexiones sobre tu última interacción.

Aunque la premisa, y esa canción final, son desgarradoras, el resto del álbum está marcado por su alegría; es una celebración de la vida y las canciones de Justin más que un funeral. Steve y los Dukes ofrecen versiones animadas, a menudo estruendosas y exuberantes de todo, desde “Harlem River Blues” hasta el reciente “The Saint of Lost Causes.” Las canciones de Justin eran a menudo bolsillos de sabiduría bien aprendida, pequeños dioramas de momentos tristes, felices y salvajes, y J.T. lo expone claramente. La muerte de Justin Townes Earle fue una terrible tragedia, pero su obra merece ser recordada, reconsiderada y reaprendida. Y J.T. es un maravilloso comienzo.