Esta cosa aquí es el perdón de los pecados. La oblea de comunión de la esquina de la calle que nos dio nuestros ins. Las llaves del reino de los grooves de soul-butter y la suave charla de Sweet Charles, del mejor que jamás lo haya hecho en las ones y twos, sin devoluciones. Sin alzadas de manos ni argumentos, solo reproduce la maldita cinta.
Esta es esa música de victoria del propio Boy Wonder. La última joya en su corona y sus últimos logros en la estantería. La última vez que hizo que ser leyenda pareciera tan simple como el jarabe, como ver a Otis perderse en el escenario en '67 en Europa. Este es el espíritu de Eddie Kendricks mezclado con un poco de Hendricks y tónica. La definición de trabajo de lo que significa estar en ello. El hábito de lanzar piedras acercándose a la música de Mike Jackson, y el historial de clásicos que utilizaba para demostrarlo.