Cuando hablé con Tanya Tucker sobre su primer álbum de material nuevo desde 2002, While I’m Livin’, hablamos sobre el término "comeback" y no me sorprendió en absoluto escuchar que odia esa palabra: ella, la mujer que Rolling Stone presentó a sus lectores en 1974 con una portada que decía "Hola, soy Tanya Tucker. Tengo 15 años. Vas a escuchar de mí." "Comeback" implica la falta de agencia; otros te han obligado al silencio, en lugar de ser tu propia elección. Para alguien como Tucker, que ha estado en el ojo público desde los 13 años y, a lo largo de su carrera de 47 años, ha enfrentado todo, desde la enfermedad de Hashimoto, hasta la depresión severa, hasta un accidente extraño durante un peeling facial que le dejó quemaduras de segundo y tercer grado y alteró permanentemente su voz, la decisión de tomar varios largos períodos de hiatus de grabación y actuación se siente completamente comprensible. Y cuando escuches este álbum, estarás muy, muy feliz de que haya vuelto.
Para los artistas en sus sesentas, la inspiración a menudo proviene de mirar hacia atrás en lugar de hacia adelante: una inclinación natural respaldada por una base de fans que espera ansiosamente una nueva dosis de la misma droga, y una industria deseosa de capitalizar ese deseo. Repetir viejos caminos puede ser satisfactorio, pero no siempre produce el trabajo más emocionante. While I’m Livin’ es el raro álbum de carrera tardía que logra encontrar un equilibrio satisfactorio entre lo viejo y lo nuevo: su marca de autorreflexión está firmemente arraigada en el pasado, pero representa un paso significativamente adelante artísticamente, gracias a los coproductores Brandi Carlile y Shooter Jennings y la encantadora asociación de escritura de canciones de Tucker con Carlile y sus compañeros de banda Phil y Tim Hanseroth. Las canciones que escribieron juntos están plagadas de las mejores maneras: profundizan, pero en lugar de dejar que el peso de la experiencia y la memoria los aplaste, documentan formas saludables y edificantes de honrar y procesar el pasado, desde el desafiador “Mustang Ridge” (“La vida de una mujer no es solo una lista/ de las cosas peores que ha hecho”) hasta la soleada auto-elegiía “While I’m Livin’” (“Trae mis flores ahora que estoy vivo/ No necesitaré tu amor cuando me haya ido”). Para dar una idea más precisa, Tucker interpreta “The House That Built Me”, una canción famosa de Miranda Lambert. En ella, la protagonista regresa a su antiguo hogar, esperando que la visita física le traiga paz, pero descubre que simplemente aparecer no es suficiente. El lugar no va a hacer el trabajo de sanarte; tú tienes que hacer el trabajo. While I’m Livin’ nos muestra que Tucker también está lista, dispuesta y capaz de hacer el trabajo.
Susannah Young is a self-employed communications strategist, writer and editor living in Chicago. Since 2009, she has also worked as a music critic. Her writing has appeared in the book Vinyl Me, Please: 100 Albums You Need in Your Collection (Abrams Image, 2017) as well as on VMP’s Magazine, Pitchfork and KCRW, among other publications.