La segunda carta de amor de Willie Nelson a Sinatra

Cuando Willie Nelson tenía 10 años, descubrió a su cantante favorito de todos los tiempos, la persona que ha permanecido en ese trono para el Red Headed Stranger durante más de 75 años: Frank Sinatra. “Había una ternura en su voz, una pureza y una facilidad en la forma de frasear”, escribe Willie en It’s a Long Story. “Cuando interpretaba las canciones populares de la época, me maravillaba de la forma natural en que contaba una historia.” Esas mismas palabras podrían decirse tan fácilmente sobre Nelson, quien, desde que hizo un álbum de standards en Stardust, su álbum más vendido de todos los tiempos, ha sido uno de los mejores intérpretes del cancionero americano que tenemos, un hombre que simultáneamente nos mantiene en contacto con canciones que tienen más de 100 años mientras continúa sumando a ese canon.

Pasaron hasta 2018 para que Willie le diera a Frank el tratamiento completo de álbum, cuando lanzó My Way, un álbum que filtró selecciones de Sinatra a través del sonido ligero del órgano de Willie y su guitarra acústica, un álbum de Willie que casualmente contenía todas canciones que fueron hechas famosas por Old Blue Eyes. El año pasado, mientras estaba aislado debido al COVID, Willie decidió volver al cancionero de Sinatra para su 71º álbum de estudio, That’s Life, un álbum de 11 canciones que entrega estas canciones de forma cálida y fiel, un álbum equivalente al gran abrazo que todos hemos estado extrañando de nuestros seres queridos durante la cuarentena. Pero donde My Way se sentía como si Frank entrara en el mundo de Willie, gracias a la grabación en Capitol Studios respaldada por arreglos de cuerdas y atmósferas de los años 40, That’s Life se siente como si Willie entrara en el mundo de Frank, vistiendo un traje negro con una corbata deshecha, bebiendo un highball mientras cuenta las historias de estas canciones. Es un álbum que es imposible no sonreír ampliamente mientras se escucha.

La canción titular es el centro del álbum, una canción deteriorada que refleja muchos de los mayores éxitos de Willie (¿qué es “The Last Thing I Needed, First Thing This Morning” sino una actualización de “That’s Life”?). Los pianos titilantes impulsan la canción mientras la voz rasposa de Nelson entrega todo el patetismo de la canción. Lo mismo ocurre con el ligeramente más animado “Lonesome Road”, y el sonado “Luck Be A Lady.” “Nice Work If You Can Get It” chisporrotea con un toque romántico y “I Won’t Dance”, un dúo con Diana Krall, es ligero y juguetón. Willie suena como si se estuviera divirtiendo mucho pasando este tiempo en la obra de Sinatra, demostrando que incluso después de 65 años en la industria musical, es posible encontrar inspiración, la disposición para divertirse y nuevas formas de abrir viejos clásicos. Willie Nelson es un tesoro nacional, y That’s Life es un deleite. Protéjanlo a toda costa.