Ir de compras: 'Jagged Little Pill' de Alanis Morissette

Mi hermana mayor me introdujo a bandas que supuse que ningún otro niño de 10 u 11 años de mi edad estaba escuchando. Ir a clase y preguntar si se quedaron despiertos viendo a Metallica tocar en los premios MTV era una pregunta interesante, especialmente cuando no entendían del todo lo que MTV era para empezar. Pero había una razón por la que estaba llorando en mi cama escuchando a bandas como System of a Down, Metallica, No Doubt y esa canción que decía "Sonny Came Home" (¿se llamaba "Sonny Came Home"? tendría sentido…) a una edad tan temprana. Después de la escuela me sentaba en la cama de mi hermana mayor mientras ella hacía su tarea o se maquillaba y escuchaba sus mezclas más recientes, la radio o el nuevo CD que acababa de conseguir. Pero de toda esta música, el artista que me recoge y me lleva directamente a la casa en la que crecimos en Nueva York es Alanis Morissette.

De toda la música de los años 90, un artista no solo cambió las reglas del juego en términos de género y sonido, sino que también encendió un fuego absoluto en el ámbito del artista grunge de los 90. Una mujer cantando con la máxima pasión, con una actitud y sin reparos en llamar a la mierda que necesitaba ser llamada. Un derrame emocional de letras honestas cubiertas de voces crudas, de alguna manera no desagradables. Una persona que creo que ayudó a hacer que las emociones fueran geniales, sin importar cuánta ironía sardónica tuviera cada una de sus canciones.

Aunque se puede argumentar que cada una de las canciones de Alanis podría estar en una lista de las mejores canciones de los 90 y principios de los 2000, Jagged Little Pill es uno de los, si no el más, nostálgico, para cantar hasta que estallen tus vasos sanguíneos, recordándote todo lo relacionado con los años 90. Es uno de los álbumes que me hizo darme cuenta de que las chicas podían ser sarcásticas, sardónicas, "irónicas" y poderosas. También fue el álbum que me enseñó lo que significaba la palabra "irónico", y estoy bastante segura de que la usé de todas las formas incorrectas posibles. Era mi álbum favorito para cantar, sin importar dónde estuviera, porque siempre podía colar una palabrota y no cuenta porque está en una canción, así que fingía que no sabía lo que decía, por si acaso mi mamá me escuchaba y me regañaba. ¿Recuerdas la primera canción? La apertura de "All I Really Want" era como un grito de batalla grunge de los 90. Tan pronto como escuchabas los primeros acordes de esa canción sabías lo que iba a venir. Yo realmente no lo sabía en ese momento porque tenía 11 años, pero desde luego aprendí.

Hace un par de años tuve una gran resurgimiento de Alanis M. Estaba en una tienda en Manhattan para la despedida de soltera de una amiga o algo así, y escuché una canción que me puso ese nudo bueno en el estómago. Ya sabes, esos nudos que te ponen un poco ansioso pero que también te dan esa sensación nostálgica extraña en el estómago. De todos modos, hice que el dependiente fuera a la parte de atrás y viera cómo se llamaba la canción porque estos eran tiempos oscuros antes de Shazam. Resultó ser “Citizen of the Planet” de Alanis, y tan pronto como llegué a casa, descargué la canción y me sumergí profundamente, profundamente en el oscuro reino de la música de Alanis Morissette. VAYA. Fue entonces cuando sentí estar eternamente agradecida por la profunda apreciación de la música por parte de mi hermana y por permitirme participar en ella a una edad tan temprana. Estaba en una etapa en la que acababa de tener una ruptura masiva con mi novio y de repente me sentí mucho mejor, más fuerte y más independiente de lo que había sentido de cualquier otra manera de intentar sentirme mejor. “Uninvited” hizo cosas a mi alma que pensé que solo se podían lograr yendo a la iglesia. Un sentido poético y fuerte de uno mismo encontrado en una canción que evocó la chispa inicial de mi fuerte perspectiva feminista.

Todos conocemos a Alanis, pero ¿alguna vez te has permitido perderte por completo en su música? Si no lo has hecho, es una ligera lástima. Tal vez tómate un momento para escuchar y reflexionar.